martes, 27 de mayo de 2014

Los leones no comen pienso

Hoy he estado disfrutando de un libro álbum titulado Los leones no comen pienso, con texto e ilustraciones de André Bouchard, traducido por Diego de los Santos y publicado por la editorial Edelvives.


El libro cuenta la historia de una niña que tiene como mascota un león (no un gato ni un perro, un león). Este león, sin embargo, no es un cordial león de cuento en cuya melena los niños hacen sus prácticas para poner rulos o se dedica a leer libros de la biblioteca, no, este es un león, de los de toda la vida, de los que no come pienso.
Según avanza la historia van tomando protagonismo algunos detalles que en un primer momento podían pasar desapercibidos (y que posiblemente para los lectores más pequeños en una primera lectura así ocurra) pero que acaban por ser obvios muy pronto. Y a partir de ahí todo va in crescendo y los lectores vamos siguiendo atónitos este festín que el león, que no come pienso, se va dando página tras página hasta llegar al momento en el que Clementina, la niña protagonista, se quita los zapatos (no, lo siento, no voy a dar pistas) y entonces los lectores nos quedamos con la boca abierta y pasamos a la última página y, tachán: hay un juego malabar, un quiebro inesperado, un giro insólito en la historia y descubrimos que en realidad la historia hay que verla desde otro punto de vista, desde el de los no lectores (cosa que tampoco voy a explicar) o más bien no receptores de esta historia.
Ese giro último estupendo me ha parecido fantástico, un cierre asombroso de un libro que estaba siendo asombroso ya antes. Y que, para más inri, explica a las claras el título. Seguro que al llegar a esta página volvéis a dar otra vuelta al cuento.
Las ilustraciones son muy limpias y logran dar la información precisa para que el lector pueda completar la historia que el texto no deja de hurtarnos una y otra vez. No es un libro para leer despistado o sin atender a los dibujos.
En verdad este libro álbum me ha gustado mucho. Me ha parecido muy sugerente ¡y muy sorprendente! Una propuesta estupenda a la que os invito a que os asoméis.
Saludos

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